Cristo te llama a salir de tu comodidad durante esta Cuaresma. Él quiere que le busques, que le dediques tiempo y que te preocupes por quienes están a tu alrededor. Por eso la Iglesia te propone vivir 40 días del año de una forma más intensa. Para que centres tu atención en Dios, y con su ayuda abandones tus vicios y crezcas en gracia, en virtud y en sabiduría. 

Los apóstoles, que estuvieron con Jesús, fueron los primeros en celebrar la Cuaresma. Ellos preparaban su alma intensamente durante 40 días para llegar con gran alegría a la Pascua. Durante la Cuaresma también tú, como un nuevo apóstol, te preparas para vivir el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo durante la Semana Santa. Esta semana recuerda los días más importantes de la historia, cuando Cristo, muerto y resucitado, pasó de este mundo al Padre.

Cristo realizó su Pascua, es decir, su paso de la tierra al cielo. Esto es lo que significa la Pascua: pasar de esta vida a la eternidad. También tú estás llamado a vivir tu Pascua. Un día el Señor te llamará para que entres en su reino. Vivirás ese día como hayas vivido en tu vida. Por eso durante estos 40 días la Iglesia te propone que vivas como Jesús en la tierra, sabiendo que estás de paso hacia el cielo. 

¿Por qué 40 días?

La Iglesia te propone vivir con espíritu generoso estos 40 días porque fueron 40 los días que Jesús estuvo retirado “acampando” en el desierto de Judá. Puedes imaginarte cómo viviría Jesús durante esos 40 días: vivió como un auténtico Scout. Todo un Dios, hecho uno de nosotros, pone su tienda en medio de nosotros.

Aunque no tuvo que cocinarse porque ayunó, sí que caminó como peregrino orando en el desierto, aprovechando el don de la creación para prepararse a la misión que le había sido confiada. Jesús recapituló en su vida lo que le aconteció al pueblo elegido durante 40 años.

El pueblo de Dios, una vez liberado de la esclavitud de Egipto, estuvo “acampado” en el desierto, en este caso el de la península del Sinaí, durante 40 años. Allí, entre la arena y las rocas, montaron una gran tienda que le llamaban “la tienda del encuentro”. En ella Dios se hacía presente y les manifestaba su poder y su misericordia. En medio del desierto, entre tiendas de campaña, el pueblo vivía junto a Dios. También Dios quiere entrar en la tienda de tu corazón para estar contigo y ofrecerte la plenitud que tanto anhelas.

¿Cuáles son tus propósitos para esta Cuaresma?

Como buen Scout estás llamado a intensificar tu oración, tu ayuno y tu limosna.

En primer lugar, recuerda tu compromiso de vivir la “Hora ruta”, nuestra Hora Santa Scout. Dedica al menos 10 o 15 minutos cada día a hablar con Dios y si puedes más… ¡Mejor! Qué gozo es estar media hora o una hora entera con el Dios que sabes que tanto te ama, que ha dado la vida por ti y que continuamente está preocupándose por ti. Acude a Él en la comunión durante la Misa y en el sacramento de la Confesión.

El ayuno, según tu edad, te sirve para recordar el hambre que debemos tener de Dios. Privarte de algo material te sirve para buscar lo más espiritual. Ayunar es también prescindir incluso de lo que creemos imprescindible. Aprovecha para ayunar de todo aquello que solo te hace perder tiempo: redes sociales, videojuegos, el móvil, el ordenador… ¡Aprende a vivir sin ello para ser libre, para vivir verdaderamente conectado con Dios y con quienes están a tu alrededor!

Por último, te invito a practicar la limosna, especialmente poniendo en práctica la buena acción diaria, dando y compartiendo aquello que tenemos y que Dios nos ha dado. Sed generosos en vuestros propósitos cuaresmales y Dios lo será más con vosotros. 

Como Jesús, José y María, nos ponemos en camino para salir del Egipto que nos esclaviza y alcanzar la tierra prometida del cielo. Ellos estuvieron siempre preparados para escuchar a Dios y hacer su voluntad en medio de grandes hazañas y de la vida más ordinaria. También tú aprovecha esta Cuaresma ¡Estate preparado!: “Semper parati!”.

Mn. Fernando Gilabert, consiliario regional